Análisis de la obra


Cien años de soledad está ambientado en el pueblo imaginario de Macondo, lugar que para el autor de la obra es Aracataca donde vivió parte de su niñez junto con sus abuelos quienes le contaban ciertas historias que más adelante se hicieron presentes en este libro.

Como bien dice el propio título, todos los protagonistas están condenados a una vida en soledad. Su destino fue sellado supuestamente por el atrevimiento que demostraron los patriarcas al casarse siendo ya familia. 

A medida que Macondo va creciendo rápidamente, gracias a los gitanos que los visitaban trayendo los inventos de otra parte del mundo, las generaciones van transcurriendo. Los tres hijos biológicos que tienen los Buendía acaban cometiendo errores en la vida, por los cuales se castigan y condenan a sí mismos a la soledad. 

Conforme pasa el tiempo y nuevos niños llegan a la casa de los patriarcas, estos son bautizados una y otra vez con los nombres de sus tíos y abuelos, heredando no solamente el nombre y la personalidad, sino también el destino y la calamidad de la persona que se honró con ese bautizo. 

A pesar de todo esto, no se trata de una novela desalentadora ni lúgubre. Hay muchos temas y conflictos que te mantienen en tensión por el simple hecho que te ayuda a conocer las principales problemáticas que estaban arrasando con el país colombiano en esa época: amoríos tórridos, amantes fugados que se esconden en las sombras, guerras, venganzas, asesinatos, suicidios por desamor… Incluso tenemos una guerra civil y una revuelta de trabajadores de una plantación bananera.

Tras siete generaciones que se condenaron unas a otras a la amargura, envidiando y maldiciendo a aquellos que consiguieron escapar de ella, en final de la historia se ve venir cuando unas inundaciones (comparadas con ellas el diluvio universal fue una llovizna de primavera) arrasan el pueblo, dejándolo inservible. Con el fin de las lluvias Úrsula muere siendo una viejecita que sobrepasa los cien años… 

Al final de todo el escritor dice “porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad”. Lo que dice el autor es que contra la soledad y el olvido no hay mejor medicina que vivir guiándote por el amor, a las personas apasionadas no les falta a alguien ni siquiera en la muerte tal y como ocurrió con Amaranta Úrsula y Aureliano Babilonia.

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